martes, 23 de noviembre de 2010

Cobardes

Un escalofrío te recorre todo el cuerpo y el corazón se pone a 1000 revoluciones, hiperventilas, y el tiempo pasa tan lento...Los minuteros del reloj se congelan y el instante se vuelve eterno.
Es una mezcla de felicidad y de miedo dentro del corazón, donde tú eliges quien residirá y quien quedará exiliado. Pero el miedo es tan fuerte... Sí, te consume lentamente y te domina a su voluntad, y en vez de abrir tu corazón y demostrar sentimiento, lo encadena al pecho para que sea su preso aislado, y que nadie nunca jamás pueda saber de él. Sin embargo, no podemos con tanta carga. ¡Pues claro que no! Humanos ilusos, creyendo que podemos controlar nuestro corazón...y como tales que somos pretendemos convertir lo irracional en racional, y amigos, el amor es lo más irracional que ha existido desde el principio de los tiempos, así que ahorraros el intento fallido de intentar que el tiempo amaine el frenesí del sentimiento. Porque el tiempo nos tenderá la mano para superar un amor marchito, pero jamás lo hará para impedir que un amor brote. Sólo acéptalo. Sólo dilo, ¡o mejor grítalo!. Sólo fluye y dejate llevar por el rio de amor y magia. Sólo siente como el alivio te inunda...
Eres libre y ya no tienes que actuar como un carcelario autoengañado. ¡Ah! ¡Y qué autoengaño más estúpido! Sí, porque sacarás balance y te darás cuenta de que has sufrido más evitando lo inevitable de que la posibilidad que tu amor pudiera ser no correspondido. Y, por si no fuera poco, habrás perdido parte de nuestro mayor tesoro: el irrecuperable tiempo.

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